
En este nuestro primer artículo de la serie que vamos a dedicar a la restauración de la Casa del Capitán de San Miguel de Abona, repasaremos brevemente la historia de la casa tal y como se nos presentó en el momento de encargo del proyecto, una historia que poco a poco fuimos conociendo de diferentes fuentes y que nos sirvió de apoyo para sensibilizarnos con el edificio.
La Casa del Capitán fue construida a comienzos del siglo XIX para servir de morada a Don Miguel Alfonso Martínez, su esposa Doña María Antonia Rodríguez Feo y sus nueve hijos. Don Miguel fue Alcalde y Capitán de las Milicias Nacionales, de ahí proviene el nombre de la casa tal y como ha ido pasando de unas generaciones a otras.
La casa se situó en un pequeño morro de la zona conocida como la Asomada, que en la actualidad da nombre al barrio, colocada justo al borde del Camino Real que unía los pueblos de la medianía y que ahora forma en parte la calle de la Iglesia.
El edificio tenía una disposición simétrica a los lados de un patio central. La cara superior del morro marcaba el nivel del patio y en las pendientes del mismo se situaban cada una de las alas de dos alturas, la este que daba a un barranquillo y tenía los dormitorios y la cocina, y la oeste con las habitaciones de representación hacia las huertas.
De esta ingeniosa manera el nivel del patio se encontraba elevado sobre la calle y además era de una sola altura, lo que facilitaba la iluminación del mismo y de sus dependencias.
En el lado norte el patio estaba limitado por el granero de dos alturas que constituye el centro visual del conjunto, y que en su planta baja a nivel de calle se encontraban habitaciones de servicio. El acceso principal se realizaba por la perdida ala este del edificio, a nivel del actual Calvario, mediante una escalera que subía al patio. La parte trasera recogía el lagar y los corrales.
Hasta finales del siglo XIX se usó como vivienda exclusiva de la familia, siendo dividida posteriormente y reutilizada hasta que en 1978 sufre un incendio, originado posiblemente en la cocina y que arrasa el ala este del edificio, incluyendo la misma cocina y los dormitorios, así como parte del granero que se situaba en el lado norte y del patio.
Después del incendio la casa fue poco a poco abandonada hasta que a finales de la década de los noventa se decide su restauración.
En la práctica, después de limpiado el terreno y retirados los escombros, la mitad de la casa desapareció y la posterior apertura de la calle que une el Calvario con la carretera general del sur eliminó definitivamente la posibilidad de reconstruir el ala situada al este.
En el anexo de Fotografías aéreas puede verse la evolución del edificio desde 1968.
En el próximo artículo, repasaremos cómo encontramos la casa en el año 1999.